(Traducido por Raquel Gonzalez)
Esta es mí amada iglesia la que tengo más cerca de mi corazón. Fue la iglesia de mi niñez y el lugar en que yo primeramente realicé y aprecié el gran amor de un Dios todopoderoso. Todos sabemos la historia de la adorada "Sinagoga", localizada en la calle 125. Su leyenda ha trascendido con gran majestad a través de sus años fugaces. Ella ha sido desde sus comienzos un gran faro de esperanza, amor y adoración ferviente tras los tiempos turbulentos de los años 1960 y 1970. No fue una iglesia cualquiera, la iglesia era conocida por toda la ciudad de Nueva York como casa de adoración Pentecostal, una de sus principales y magníficas características. "La Sinagoga" tenía un poderoso orador y líder que Dios uso para engrandecer la escritura de Dios hacia la iglesia hispana. El difunto, Reverendo Abelardo Berrios sacó la iglesia del concilio Asambleas de Dios y formó su propio concilio en los años 1950. La iglesia también tenía su propio Instituto Bíblico y creció en estatura, lo demás es historia. Hay muchas memorias bellísimas sobre esas gloriosas noches de domingo cuando los servicios comenzaban a las 8:00 pm y terminaban a las 11:00 pm. Esto cambiaba ya que cuando el Espíritu Santo se manifestaba, los servicios duraban más tiempo. Definitivamente fueron tiempos diferentes e inolvidables. La congregación consistía de muchas familias grandes. La mayoría de ellas vivían cerca de la iglesia, pero otras vivían en otros municipios de la ciudad como por ejemplo: Brooklyn y el Bronx. Muchas familias reconocidas se unieron a esta congregación y comenzaron a cantar sus coros clásicos en esta iglesia. Cantantes evangélicos reconocidos en la actualidad, como Deborah Velázquez, las Hermanas Rivera y muchos más que se unieron a esta iglesia trascendental.La Sinagoga, ubicada en la calle 125, era en ese entonces un viejo teatro de la época de los 1920's. En el 1960, el teatro fue meticulosamente remodelado y ungido como una casa de Dios. El gran candelabro fue traído desde antiguo templo en la calle 109. La iglesia durante ese momento era una Sinagoga Judía. Recuerdo al gran caballero que hablaba en voz poderosa cuya voz resonaba y se esparcía por todo el santuario. El sonido del puño se escuchaba al darle sobre el púlpito de madera mientras la congregación respondía como relámpagos afirmando cada palabra con alabanzas armoniosas. Este fue el sonido clásico que hizo famosa a "la Sinagoga", la congregación siempre regalaba sus adoraciones a Dios con poder y sinceridad de corazón. Recordando el pasado, viejos años atrás cuando esta misma iglesia tuvo el privilegio de ubicarse en el edificio original en la calle 109 en Manhattan, Nueva York, era un templo majestuoso ubicado en "El Barrio" (Spanish Harlem). Las familias judías ya se habían mudado del vecindario y llegaron muchas familias de Puerto Rico quedándose a vivir en esta área. Esta iglesia era mucho más pequeña pero tenía un balcón que permitía ver de una sola vez la nave principal de la iglesia y el púlpito. Los grandes candelabros brillaban en lo alto y funcionaron como testigos silenciosos dando testimonio sobre los muchos servicios que se llevaron a cabo en este gran local dedicado a Dios. "La Sinagoga" original consistía de familias pilares como por ejemplo: la familia Berrios, la familia Maldonado, la familia Serrano, la familia Bosch, la familia Burgos, la familia Santana y muchas familias adicionales que son recordadas en cada corazón. Ellos amaban el Señor con profundo fervor y devoción. Los servicios comenzaban con oraciones profundas. Los miembros que llegaban temprano se arrodillaban al pie del altar dando a demostrar ese amor y esa pasión que sentían por el evangelio de nuestro Cristo Redentor. Otros oraban en cuartos contiguos situados entre el altar bajo y el alto. Todos los hermanos en ese momento se encontraban separados físicamente pero estaban unidos la misma vez bajo un mismo sentir, la misma fe y la unción del Nazareno.Había cinco tronos en el altar, cada uno con una silla. De los cinco tronos el del centro era el más grande y sobresaliente. Una silla estaba colocada hacia el lado extremo de la izquierda, detrás del trono. Era un rincón especial donde en esa misma silla, escondido de la gente y unido con el Espíritu Santo el pastor meditaba en su oración por horas, inclinado en todo momento sobre esa silla. Luego, al terminar de hablar con el Señor él silenciosamente se levantaba de su posición de rodillas y reverentemente se sentaba en el mismo trono izquierdo de siempre frente a la congregación simbolizando la bienvenida y el regocijo de verles. Las familias pilares de la iglesia eran muy apegadas. Los caballeros eran rígidos y reservados. En ese momento era posible observar a las damas que amamantaban a sus bebés, con pañales sobre sus hombros, muy reverentes y reservadas. Imagínese todo lo que ha cambiado desde entonces. Al entrar en el vestíbulo, se sentía un espíritu de reverencia y el Espíritu de Dios se sentía intensamente. Era como llegar al mismo cielo y presenciar una calidez especial que solo en ese lugar se puede encontrar. En una ocasión tía Nieves, me contó que los caballeros venían a la iglesia bien vestidos con sus trajes blancos hechos de lana y cuando caían en bendición rodaban por todo el piso. Sus cabellos se dispersaban por sus caras mientras disfrutaban la bendición del Espíritu Santo sobre ellos. Todo esto se llevaba a cabo antes de que comenzara el servicio de la noche. Había una manifestación gloriosa del Espíritu Santo porque estas familias tomaron el tiempo para buscar el resplandor de la gloria de Dios. Todos tenían las presiones de la vida cotidiana en una ciudad fuerte, pero tenían la fe y la confianza en el todopoderoso, Dios. Todos fueron bendecidos con familias grandes y pudieron lograr sembrar la palabra del Señor en sus hijos. La primera iglesia, “La Sinagoga” de la calle 109 era originalmente La Iglesia Metodista Episcopal de el Salvador (Methodist Episcopal Church of the Savior.) Luego, la iglesia se convirtió en una sinagoga Judea llamada, Nachlath Svi. Diferente a muchas de las otras sinagogas que se convirtieron en iglesias, esta iglesia Metodista se convirtió en una sinagoga. La iglesia fue fundada en 1870 y muchos se congregaron para adorar en el edificio ubicado en el 65 E. 109 Street, de 1881 hasta 1905. Las manifestaciones del movimiento de los judíos en Harlem se notaron desde el principio del siglo a la vez que un grupo de sinagogas en ese mismo lugar expresaron la necesidad de servir las necesidades de los Judeo-Americanos, que eran adultos jóvenes. En diciembre 1896, la sinagoga que estaba en la calle 109 llamada en ese momento Beth Ha-Knesset Ha-Gadol fue organizada por cincuenta hombres judíos, de acuerdo a los reportajes del periódico tenían apenas treinta y siete años de edad o menos. Ellos nacieron en la ciudad de Nueva York y recientemente migraron de Manhattan. Ellos se congregaron por primera vez en el Harlem Lyceum (107th Strret y Third Avenue), rápidamente compraron una iglesia y la conviertieron en una sinagoga ubicada en la esquina de la 109th Street y Madison Ave. La congregación Nachlath Zvi, fue fundada en el 1909 en ese templo. Muchas personas pensaron que el templo siempre fue una sinagoga, pero los datos de la ciudad aclaran que originalmente era una iglesia Episcopal. La congregación Judía adoró en ese local por unas cuantas décadas. Una mujer de la iglesia, Olga Garcia Mikhail recuerda: " Mi hermana me dijo que la sección de niños estaba situada en el sótano de la iglesia. Si tenías más edad, como ella era, podías congregarte arriba en la iglesia principal”. Los varones y las hembras se congregaban separados, pero por señales de manos, ellos se comunicaban bien y se buscaban para congregarse durante el servicio. A veces, al cruzar la iglesia, había carnavales. Pero no pienso que tendrían algo que ver con la iglesia. Olga añade que, " Mi hermana mayor recuerda que a veces, cuando los predicadores predicaban en las calles, ellas caminaban por el vecindario con sus togas blancas, probablemente las que usaban para los bautismos. Estaban descalzas predicando la palabra de Dios." También añade, "Mi mamá nos ensenó que era malo usar maquillaje, pantalones, ir a un cine, bailar, ver televisión, pitar, y muchas otras cosas más. Pero yo tengo que decir, que mi mamá tuvo cuatro hijas, cada una como de dos años de diferencia, y nos arrodillábamos a orar. La primera oración era el Salmo 23. Ella nos ensenó que teníamos que temer a Dios y eso nos guardó de todo peligro, drogas y violencia que estaba alrededor de la ciudad durante esa época de los 50 y 60”. (PRIMERA PARTE DE UNA SERIA)